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Fragiles y fragmentados, como vidrio roto

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Jime17's avatar
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Mis pasos resonaban contra el adoquín de la vereda mientras recorría un camino ya familiar para mí. El sol se elevaba a lo alto, sus rayos pegando contra mi rostro, el cielo despejado y una leve brisa que decía que esa tarde de verano iba a ser de aquellas que uno disfruta hasta el final. Sin embargo, en mi caso, tenía la certeza de que el día no me tenía deparado eso.

Al llegar al lugar, la biblioteca del barrio, empujé la puerta y entré con la seguridad de que iba a ser bien recibido, haciendo sonar la campana que avisaba de la llegada de visitantes. El olor a libros se desprendía de cada rincón y los estantes se extendían hasta el fondo, donde tu vista no llegaba a distinguir el final de estos. Detrás del escritorio que actuaba de recepción, un rostro se asomó sobre el borde, analizando quién era. Al verme mejor, su expresión se iluminó automáticamente, sus pómulos levantándose en una sonrisa.  

— ¿Qué haces acá? —me preguntó, acercándose para abrazarme. Sus brazos rodearon mi cuello y me atrajo hacia su cuerpo con firmeza— Te extrañé —mi corazón se torció de dolor.

Mi hipocresía al devolver el gesto y apoyar mis manos en su cintura fue demasiado para mí. El actuar de esta manera, fingiendo que todo estaba bien, me iba a matar lentamente, estaba seguro. Pero, después de lo que tenía planeado hacer, no me merecía otra cosa más que la misma muerte y, aunque se me diera una oportunidad, la seguiría eligiendo antes que el remordimiento con el que tendría que convivir el resto de mis días.

— ¿Y? ¿Qué te trae por acá? —se separó y me miró, expectante por mi respuesta.

Era sorprendente, después de todo, que estuviera ahí. Hacía años que no la veía, entre el trabajo y las horas que pasaba en el hospital, había perdido todo tipo de contacto con todos los que alguna vez habían sido mis amigos.

— Tengo que decirte algo —dije, mi tono calmo, contrastando con mi rostro afligido y severo.

— ¿Está todo bien, Eitan? —podía notar la preocupación en su voz al pronunciar las palabras con cautela— Noah... ¿pasó algo con Noah?

— No, todo sigue como siempre —suspiré.

— Ah, me asustaste... Entonces, ¿qué pasa?

Hice una pausa para procesar lo que quería decir en mi cabeza. Debía actuar rápido, no podía tomarme mucho más tiempo porque, si lo hacía, estaba seguro de que me arrepentiría. Lía era mi amiga de la infancia, como la hermana que nunca tuve. Cualquiera diría que la decisión que había tomado era insensible, cruel, inhumana. Pero no había vuelta atrás. Ya no.

— Lía... —saqué del bolsillo de mi buzo el encendedor que llevaba conmigo— Perdoname —dije en una voz casi inaudible, quebrada.

— Eitan... no entiendo...

— Perdoname —repetí, la única palabra que podía decir antes del instante en el que todo terminaría.

Con un movimiento de mis dedos encendí la llama y tiré el encendedor, el cual cayó en una pila de libros que se encontraba cerca de una de las estanterías. El fuego no tardó en propagarse, tiñendo el lugar de naranja y amarillo.

La noche anterior había pagado a alguien para que esparciera gasolina en cada estantería, cada libro, cada hoja, sabiendo que Lía abría a la tarde y asegurándome de llegar lo suficientemente temprano como para que no sospechara de nada. Me sumí en la amarga realización de que mi plan había sido perfecto mientras sus ojos marrones se clavaban en mí, reflejando las llamas que continuaban creciendo frente a nosotros.  
Su rostro demostraba desesperación, confusión, desolación y varias emociones que se mezclaban y formaban una expresión que me negaba a afrontar.

— ¿Por qué? —pronunció entre lagrimas, su voz la máxima representación de dolor puro.

Bajé la mirada. No podía verla así, no podía contestarle a la cara. Mi razón no era lo suficientemente buena y encontraba imposible el ponerme una máscara de frialdad hacia su sufrimiento.

— Me uní a los Ladrones de Virtudes.

Pronunciar esas palabras me producía disgusto, decepción en mí mismo. Terminar como parte de los Ladrones de Virtudes era algo que nunca habría deseado, pero no había tenido opción.

Vivíamos en un mundo donde los Sueños eran algo que definía tu felicidad. Desde pequeño, tu vida tenía asignada un Sueño, uno por el cual estabas destinado a luchar por conseguirlo, aquel que era tu verdadera meta en el mundo. Sin embargo, decirlo era más fácil que hacerlo. Era necesario tener por lo menos una de las Virtudes Puras, la cual te ayudaría en el trayecto hacia tu Sueño. Algunos eran lo suficientemente suertudos como para nacer con una Virtud, otros no. Yo entraba dentro del segundo grupo.

Aún así, durante toda mi infancia supe lo que quería hacer: viajar, explorar el mundo, conocer paisajes y culturas. Estaba convencido de que podía lograrlo, aunque me faltara una Virtud para ello. Pero todo esto se deshizo cuando mi Sueño se vio desplazado por un hecho mucho más significativo: el accidente de auto de mi hermano Noah, el que lo dejaría en coma por seis años, hasta el día de hoy. Con la separación de mis padres y la falta de presencia de mi madre, decidí que iba a cambiar mi Sueño. Quería despertar a Noah, quería trabajar y esforzarme por conseguir la plata para que tuviera una mejor atención médica.
Solo me faltaba una Virtud, pero una vez que nacías sin ella no podías conseguirla, a menos que recurrieras a uno de los métodos más oscuros...

Podía asaltar el alma de alguien. Era un poder que muy pocos tenían, un poder que en manos equivocadas era capaz de arruinar la vida de cualquiera. Este talento, que había descubierto cuando era chico, me permitía robar la Virtud de quien eligiera, arruinando de esa manera su Sueño, dejándolos vacios y desmotivados, pero obteniendo el mío.

Lía siempre había estado caracterizada por tener el don de la Perseverancia. Se había entregado con devoción a la lectura. La biblioteca de su pieza siempre estaba llena, con libros de todos los tamaños y géneros, y al final del año siempre necesitaba una nueva.  Donaba aquellos que eran viejos a quienes no tuvieran o a niños que recién empezaban a leer, los regalaba con una sonrisa a cualquiera que compartiera su amor por ellos.

El Sueño de Lía, desde temprana edad, había sido tener una biblioteca propia, y acá me encontraba, destruyendo el trabajo de toda una vida en un segundo. Necesitaba su Virtud. Necesitaba algo que pudiera sacarme de la situación desesperada en la que me encontraba con respecto a Noah. Si el Cosmos sentía la energía que irradiaba, la Perseverancia de Lía manifestándose  en mí, mi Sueño sería más fácil de alcanzar...

... ¿pero a qué costo?

Al darse cuenta de mi intención, cayó de rodillas, sus ojos todavía en los míos, intentando buscar por esa persona que había conocido antes, aquella que había jurado nunca lastimarla.

Ya no existe, Lía. Ese chico que cuidaba de vos, que escuchaba tus más íntimos secretos y sonreía ante la afirmación de que era tu mejor amigo ya no está. Murió junto con mi humanidad.

Me acerqué y también me arrodillé, para estar a su nivel. Sentí las lágrimas rodando por mis mejillas, fuera de mi control.

—Tenía que hacerlo... —murmuré y levanté mi mano lentamente, apoyándola en su pecho— Tenía que hacerlo por Noah.

Su alma se entregó a mí con facilidad, gracias a que la había quebrantado antes. Para poder robar una Virtud debías romper el corazón de la persona, arruinarla emocionalmente, dejarla inestable para poder filtrarte a través de sus puntos más débiles.

Sentí la vitalidad abandonando su cuerpo. Su piel, que antes estaba tibia al tacto, se enfrió y su corazón comenzó a latir con debilidad. El calor de su alma recorrió mi brazo, mi pecho y todo mi cuerpo. Se quedó inmóvil, sus ojos todavía vidriosos por el llanto que no cesaba. Besé su frente en un intento desesperado de disculparme, aunque sabía que era en vano.

No podría verla nunca más. No pisaría su barrio por el resto de mi vida. Me moriría como la rata que era, lleno de arrepentimiento, con su rostro devastado impreso en mi memoria.

Salí de ahí tan rápido como pude. Me apoyé contra la puerta y cerré los ojos, inhalando profundamente. Me quedé así por un momento. Nadie me reclamaría nada, ninguna autoridad vendría a arrestarme. En esta sociedad, arruinada como estaba hacía años después de la última dictadura, tener que destruir los Sueños de otros para conseguir los tuyos era algo aceptado, prácticamente normal.  

No quería abrir los ojos y enfrentar mi propia obra, aquello que había producido con mis propias manos. No quería porque sabía que, apenas los abriera, el recuerdo de lo que alguna vez había sido una época feliz se fragmentaría frente a mis ojos, quebrado e irreparable, como los vidrios de un vaso roto.
Wow, me desaparecí de dA. 

La excusaDIGO explicación es que estoy intentando trabajar en un proyecto personal y, por mucho que ame esta página porque fue la que me devolvió a la escritura (junto con el fandom de PnF), siento que no tengo mucho para subir porque:

1. Todo lo que estoy escribiendo es relacionado a esa historia en la que estoy trabajando.
2. Dibujo, sí, pero me da fiaca subirlos xD
3. Es mucho más fácil obtener feedback cuando lo que haces está relacionado a un fandom y me cuesta aceptar que las ideas originales son pasadas por alto, así que me resigné en no intentar.

Este one-shot, sin embargo, no está relacionado con la historia. Fue inspirado por esto: 38.media.tumblr.com/2047fa38c9…

(Traducción sería: "Escribí sobre un personaje que vive en un mundo donde, para conseguir su sueño, tiene que destruir el de los otros")

EN FIN, MUCHA CHARLA. Espero les guste?
© 2014 - 2024 Jime17
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